Un relato por cortesía del Fantasma de la Opera, no seais demasiado duros con el muchacho, que aun tiene que dar el estirón:
"Jazmines" - Descargar (PDF)
"Y en realidad no me desagradan las mujeres, tan solo desconfío de ellas: el guiño en los ojos y el arsénico en la sopa" (La vida privada de Sherlock Holmes, Billy Wilder)
Ay, ay, ay... poner los villancicos de fondo, ese coro de niños cantando con voces angelicales esas melodías que, año tras año, son las mismas. ¿Qué sucede? ¿La musa de los villancicos murió, se mudo, rehizo su vida con un ingeniero de caminos y ahora se dedica a jugar a las cartas con su circulo social? Y para colmo este año la Pantoja en nuestros televisores remedando a Raphael: ¡¡que no salga Julián Muñoz, que no salga por San Cucufato!!
Ay, ay, ay... y finalmente, ¿qué sacas de la Nochebuena? Pues el estomago lleno, los bolsillos vacíos, la espalda destrozada y sin duda alguna el convencimiento cierto y pleno de que al día siguiente todo cuanto hayas ingerido ira a parar a lugares de tu cuerpo tan inconvenientes como evidentes.
¡¡¡Viva la grasa!!! ¡¡¡Viva el colesterol!!! Y como diría Frasier, comeos todos los polvorones menos uno: hay que dejar algo de torrente sanguíneo para que lleve el coágulo al cerebro.
¡¡FELIZ NAVIDAD!!
¡¡No puede ser!!¡¡Es inaudito!! Leo con frenético estupor que Galicia pretende anexionarse terrenos limítrofes con el suyo, en un intento de expansión territorial sin precedentes (bueno, sí, todos recordamos la forma tan cuca en la que Hitler se pasó por el forro sus promesas al Sr. Chamberlain e invadió Polonia: ¡Es la guerra, es la guerra!). Y sin embargo lo que me indigna no es esta salida de tono de los gallegos sino... ¿por qué no nosotros? Estamos perdiendo el tren de la modernidad. Somos una comunidad autónoma modosita y cumplidora, aquí quietecitos no vayamos a salir borrosos en el meteosat. Por todos los dioses habidos y por haber: ¿qué nos pasa murcianos? No podemos quedarnos quietos mientras los demás se reparten el pastel.
Pero vayamos un paso más allá: nada de estatutos ni debates, vayamos directos al grano y sin circunloquios. Murcia capital de Europa, que para eso les vendemos la fruta. Y si nuestras reivindicaciones de anexión territorial de cuanto terruño se nos ponga por delante no se ven satisfechas... ¡¡boicot a Europa!! Nada de venderles fruta, que se jodan esos ingleses pajizos y a tocarse las castañas: ya se acordaran de nosotros cuando se vean asaltados por la epidemia de escorbuto a falta de vitamina C. Esta va a ser la repanocha... o el repanocho, mejor dicho. ¡¡Alzaos hijos del tomate y el albaricoque!! Tomad serruchos y azadas y lancémonos en pos de la capital del reino... digo capital, ex – capital del reino. Porque si ellos son los mas chulos, nosotros somos los mas... campestres. Pero así, dicho con orgullo: somos del campo y “sus” vamos a hacer tragar cada gramo de tierra seca que os negáis a regar.
¡Ah, amigos míos! Gran día ese en el que dejemos de ser esa comunidad muda, amordazada por sus propios habitantes. Que vergüenza: después de tantos años, y seguimos siendo ese lugar discretito donde los alemanes vienen a tomar el sol y nada importa siempre que se pueda dar salida a nuestros tomates.
Amigos míos, los guapos son una lacra social, y me explicaré extendidamente. Pongamos por caso al recientemente malogrado secretario de marina de Su Majestad. Todos recordarán el caso, un joven de familia honorable, que tenia en sus manos asuntos de máximo interés para nuestra nación. Pero su belleza... ¡ah, esa belleza maldita! Lo hacia tan irresistible a cuantas mujeres se cruzaban en su camino que al final se vio envuelto en una red que prefiero no mencionar, no tanto por la ira como por la envidia (risillas sarcásticas, amago de aplauso). Los guapos desestabilizan a una sociedad, la enfangan en el inmovilismo. La contemplación de la belleza nos aliena y reduce a una masa homogénea de seres estupidizados ante una cara bonita o un cuerpo sensual... de curvas generosas, piel sedosa, pech... (pequeña pausa).
(...)
¿Cuál ha de ser entonces la solución? No podemos vernos abocados al desorden y la desesperación, no podemos resignarnos a perder a la Humanidad como causa. Por tanto, aparte las medidas antes mencionadas de marcaje y control de los guapos (otro capítulo aparte seria el de la castración selectiva) me creo en el deber de solicitar... no, mejor: ¡exigir! Exigir que cada puesto de relevancia, así como el futuro crecimiento demográfico de la Humanidad, se ponga en manos única y exclusivamente de los feos."
Estimado prof. Struderten:
No haré mención a su impronunciable apellido, dado que me tengo por ser persona de bien, de mal, de pse... en fin persona, y no voy insultando por ahí a alemanes con perilla de dudoso nivel intelectual. Ya tuve suficiente con la diatriba que tuve acerca de una teoría de Freud y el disgusto que sufrí cuando descubrí que me había quedado sin discusión por incomparecencia de mi contrincante (los muertos no suelen acudir a las citas, segunda enmienda, y espero que así siga siendo por mucho tiempo). Mejor seria, profesor, que dedicara su tiempo a actividades tan productivas como el cultivo de la calabaza o la pesca de altura en aguas bálticas. Hágase un buen bocata de mortadela, siéntese en el porche y péguele un escopetazo a sus vacas si le divierte (ningún animal ha sido dañado en la elaboración de esta carta, menos aun las vacas, benditas mías). En fin, y no me alargo mas: ¡deje en paz a los guapos! Al fin y al cabo, si no existieran: ¿con quien demonios me iba a meter yo cuando voy al cine?
Atentamente,
Rufus T. Firefly (indignado hasta la ofuscación)
PD: Esta postdata la escribo después de recuperarme de un susto tremendo. “Localia TV” tienes una especie de programa sobre nuevas tecnologías... ¿Adivináis que famosísimo experto en esta materia han contratado? Sí, podéis comprobarlo en la foto: él en persona, Javier Sánchez. Hacedme caso: ¡¡comprad un buen insecticida y atrancad puertas y ventanas!!