"Y en realidad no me desagradan las mujeres, tan solo desconfío de ellas: el guiño en los ojos y el arsénico en la sopa" (La vida privada de Sherlock Holmes, Billy Wilder)
domingo, enero 29, 2006
Carta al director (enviada y jamás publicada)
miércoles, enero 25, 2006
De manias y demás circunstancias
- Tengo el habito maldito de la simetría, bueno, tampoco es que sea maldito pero maldita la gracia que me hace. Es algo simplemente involuntario pero la mar de entretenido, adoro que los pequeños objetos cotidianos a mi alcance se encuentren ordenados de una forma simétrica. ¡Ah, que maravilloso deleite! Ved copas, platos y cubiertos, todos ellos en armónica condescendencia dándose la mano y el pie en tanto su dueño tan ocioso como desequilibrado les hace adoptar posturas dignas del kamasutra en aras de una simetría apropiada. Si mis cucharas hablaran de sus líos con los tenedores la vida sexual de Catherine Millet se convertiría en un cuento de hadas.
- Oler la comida, lo necesito, es la verdad. Abiertamente cual sabueso de Baskerville, o con el disimulo propio de un ser humano que pretende seguir, siquiera sea de cara a la galería, siendo considerado como tal en reuniones de amigos y salones de te. Sea como sea antes de devorar cualquier manjar, por exquisito que parezca, necesito aspirar su aroma... y si dicho aroma no lo es tal pues no se prueba y punto. ¡¡Pobre del plato que se vea desaprobado por mis sensibles napias!! Pasara a formar parte del cementerio de alimentos de mi vida, acompañando a las coles de Bruselas o la molleja de pollo (agh).
- Mis manos son un arma de gesticulación masiva. Simplemente no se pueden estar quietas, debo haberlas heredado de algún antepasado italiano, no puedo evitarlo. Mientras hablo ellas van a su ritmo representando rítmicamente cuantas palabras salen de mi boca e incluso mas aun. Seguramente se debe a que en cierto momento de mi vida tuve un carácter excesivamente histriónico, uno de los personajes de mi obra de teatro favorita padece ese mal (por cierto, italiana, que cosas, ¿no?) y se debe, en gran medida, a una manía mía de mimetizar determinados comportamientos ajenos. Es una mala costumbre, pero la mar de entretenida.
- A pesar de lo que pudiera parecer adoro mis sentidos, así que me gusta tocar, oler, sentirlo todo. Por ejemplo los libros, no puedo evitarlo: acaricio sus paginas y huelo las hojas, porque cada libro es un corazón abierto y tiene vida propia. Puede que se hayan editado mil ejemplares pero el que llega a mis manos tiene su propia entidad, vida independiente, y si va a interactuar conmigo mejor conocernos y que nos llevemos bien. Y así con todo. Puedo decir en mi descargo que nunca me ha denunciado ningún libro por acoso, todo ha sido consentido.
- Para la ultima... busquemos alguna manía o costumbre de las etiquetadas como inconfesables. Esta es suficientemente rara creo... En mis hábitos de higiene y vestuario me gusta seguir un protocolo de orden que nunca se ve alterado. Me visto y desvisto en determinado orden, me ducho en un determinado orden. E incluso al afeitarme todo debe ser en su adecuado orden, sin mas. No hay que buscarle explicación, tampoco creo que nadie se molestase en buscarla.
Aquí esta mi lista, creo que esta bastante completita. Puede que haya dejado cosas en el tintero, pero me gustaría seguir recibiendo visitas sin que nadie piense: “Oh, mierda, este tío tiene mi IP, estoy perdido/a”. Casi toda la gente que conozco y tiene blog ya ha hecho su lista así que me abstengo de invitar a los ya invitados.
“El círculo se ha cerrado”
(Darth Vader en Star Wars: Episodio IV, cuando aun se la conocía como “La guerra de las galaxias”. Biblioteca del Friki, cap.I).