sábado, agosto 19, 2006

La playa (I)

Estoy en la playita. Esto sería motivo de regocijo y alegría, de no ser porque mirando al cielo parece que vayan a caer las 10 plagas, todas de golpe y seguidas por ahorrar tiempo y esas cosas. De hecho hay unas nubes que se ven capaces de soltar lo que no está escrito, ya lo quisieran nuestros embalses. Pero como la naturaleza es tonta (lo mismo te da un Einstein que una Yola Berrocal, que alguien me lo explique porque la genética ya no me da más de sí) pues va y se trae toda ese agua al mar que, además de tener de sobra, resulta ser salado con la consiguiente mezcla que, somos jóvenes, todos sabemos lo mal que puede sentar.
En otro orden de cosas sigo alucinando con el tema de la negociación con ETA, ese diálogo de sordos en el que todos tiran de la manta y al final el roto lo pagamos todos. No hace falta ser polítologo ni pertenecer a uno de esos "think-tanks" tan socorridos que tienen los USA e imitamos pobremente en España (la FAES, hasta el nombre es feo). Basta echar un vistazo al periódico y te das cuenta que o no hablan de lo mismo, o estan en dos paises diferentes o bien... estamos ante un remake a nivel estatal de aquel anuncio de la Coca-Cola con el hijo mediando entre los conyuges. Solo que aquí no se tiran los platos a la cabeza, sino bombas, y no hace falta ser un genio para saber quienes son los que suelen lanzar la bofetada. Llamadme escéptico si quereis, pero no veo claras las cosas. Quizá sea el calor que me agobia mucho.
En fin, que servidor, acostumbrado a playas de andar por casa, se encuentra aquí con unas dunas que ni el desierto de Gobi (ja-ja, ja-ja, que chiste más original). Lo cierto es que incluso cuando llego a la playa me encuentro con una franja de arena de medio kilómetro, otro medio kilómetro de gente tostandose al sol (ya lo decía Poirot: son como cadáveres en la morgue) y luego algo azul que despues de tanto caminar se me asemeja el paraiso y que dice tener por nombre mar. Puedo decir que me he bañado con bandera roja y estoy aquí para contarlo. Chicos, no lo hagais en casa por muy ajustado que sea el pie de ducha. De las medusas ni rastro y el autentico atractivo que mis amigos me comentaban, las chicas, tampoco es que me mate. No, tranquilidad, mi heterosexualidad sigue en pie y aquí hay chicas que le cortarían la respiración al hombre más frio de la tierra... pero es como ir a un buffete libre: acabas empachandote de tanto ver y lo que apetece es charlar. Así que aquí queda esto, y si no sigo más es porque estoy en un cyber y yo valoro mucho mis comodidades.

Nota al pie: tiene su mérito escribir en este ambiente, que me demuestra lo acertado de mi decisión de huir de este país de dementes en cuanto tenga oportunidad. Varios crios chillando con los dichosos juegos en red y una caterva de chiquillas que hace dos dias aun jugarian con muñecas, salidas como cosacos en celo con el dichoso messenger. Y yo, como siempre, intentado que el viento me acaricie pero no rompa mis debiles anclajes en la realidad.