lunes, junio 12, 2006

Encuentros y desencuentros

Entre mis muchos defectos se cuenta el de la torpeza verbal. No me refiero tanto a defectos en mi manera de expresarme (utiliso perfetamente el riko bokavulario de nuestro hidioma patrio, jeje) sino más bien a que de vez en cuando suelto por mi boquita autenticas bombas atómicas que causan devastación allá donde tengan a bien caer. Sin ir más lejos quisiera traer a colación aquella vez en la que comenté lo que ocurría con Gandalf en la segunda parte de la trilogía que todos conocemos… justo delante de una amiga que no sabía nada y a la que deje boquiabierta ante la noticia. Sin embargo quisiera referirme más extendidamente al caso en que de forma recurrente y continua fui fastidiando a un amigo mío en sus intentos de entablar relaciones erótico festivas con una chica. Puedo prometer y prometo que no fue mi intención fastidiarle… o al menos no recuerdo que lo fuera, aunque por suerte puedo estar seguro porque no se lo que es la mala intención (fuera de un partido de baloncesto).

El caso es que mi… amigo, eso, estaba interesado en aquella beldad de ojos azules que respondía al nombre de… bueno, a un nombre, que para eso nos lo ponen nuestros interesados progenitores (A o B), ya que a los hijos aun no se nos permite auto-nomenclaturarnos mediante el uso y abuso del alfabeto latino. En fin, decía, mi amigo realizaba los acercamientos típicos del “machus pateticus” a la muchachuela en cuestión que, como viene siendo normal en estos casos, hacia oídos sordos a las dicharacheras muestras de afecto del sujeto. Llegada una ocasión de oro, mi intervención fue fundamental. La chica había comprado unos cuantos libros, editorial Cátedra (que todos conocemos del instituto, esos libros en los que tenias que buscar el texto entre las parrafadas de notas al pie). Mi amigo, al que a partir de ahora podríamos llamar “Amigo” (eh, que la mayúscula da mucha dignidad, que conste), quiso aprovechar el momento haciéndose pasar por un as de la literatura. Algo que no critico, para nada, pero que considero peligroso cuando tu único bagaje es haber leído todas las Crónicas Vampíricas de Anne Rice. Retomando la situación, mi amigo comenzó a leer los títulos y alabar la calidad de los autores… Hasta que llegó a uno titulado “Pedro Páramo” y al oír el nombre del autor, con la naturalidad que me caracteriza para meter la pata, dije: “Ese no es el autor, el autor es Juan Rulfo”. Y tras una mirada a lo que se traía entre manos espete solemnemente: “No estas leyendo los autores… estas leyendo al editor de cada libro”. Momento tenso, podía palparse en la mirada de mi amigo sus instintos homicidas, no atenuados en modo alguno por la risa nerviosa de la interfecta. Hasta aquí el primer acto de este drama absurdo, que cuento porque ya iba siendo hora de dar la cara: ¡yujuuu, sigo aquí, que alguien me subvencione!

En fin, la segunda parte del drama no tiene sentido contarla, porque no consigo encontrarle tensión argumental, solo diré que termine de estropearle a mi amigo el invento cuando entablé conversación con la chica y el se quedó algo aparte. No hay mal que por bien no venga, la relación con Amigo se fue enfriando a partir de entonces viéndome liberado de verdad. A continuación, para cerrar este recital tan aburrido un breve apunte biográfico del autor de “Tira, tira que ya hablaremos en casa”:

Nació en un pueblo, aunque el nunca lo supo, creyendo hasta los quince años que no había mas mundo que el de su villa ni mas leche que la de sus vacas. Fue a los 30 cuando escribió su archiconocida y única obra, de la que no se conservan copias, muriendo tristemente de un susto cuando salio a pasear y se dio cuenta de que había otro pueblo al lado. Se encuentra enterrado en sus vaquerizas, en lapida que reza: “Miaaaa queeeee…”

3 comentarios:

Rufus T. Firefly dijo...

Sé que es patético autocomentarse, por rellenar hueco y eso, pero en fin... El número musical a que me refiero en el post es "The galaxy song" que interpreta Eric Idle en la película "El sentido de la vida". Cuando te das cuenta que no somos mas que parásitos de este pequeño mundo (buscad parásito en el diccionario y vereis que bien nos define) girando entre billones de galaxias y mundos desconocidos... ays, que ataque de humildad.

"Unase a Warren, experimentará una humildad que le llenará de orgullo y soberbia" (El Sendero de Warren Sanchez, Les Luthiers)

SIE dijo...

Ejem, he tardado, porque el amigo al que te refieres, conocido por mí más que de sobra, me da un poco de repelús, y para que tus admiradoras puedan completar información, diré, que a las tres palabras el personajillo hace que automáticamente se te venga a la mente, esa famosa y nunca bien considerada frase, que reza: CADA DÍA QUE AMANECE, EL NÚMERO DE TONTOS, CRECE. Ciao cuore

Rufus T. Firefly dijo...

Quien dice amigo dice "ser con apariencia humana tan exasperante como baboso", pero me parecía una definición algo larga asi que la he acortado. De hecho todos sabemos que a las tres palabras a la vez que se piensa esa frase que tu dices, si eres chica, tienes que esforzarte de forma complementaria para quitartelo de encima. En fin, pegajoso es la palabra, y muchas más que me guardo porque yo soy muy tierno y me podría corromper facilmente :D